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Expectativa, sueño y memoria

Todos alguna vez nos hemos quejado de la memoria, ya sea por olvidos o ya sea precisamente por todo lo contrario, por no poder olvidar. A veces queremos tener la “píldora de la memoria” y poder recordar algo para siempre, o simplemente para un momento oportuno. Lo cierto es, que lejos de poder inventar ese fármaco, lo que si podemos hacer es estudiar poco a poco los mecanismos por los que nuestro cerebro, codifica, almacena y posteriormente recupera la información.


Durante largos años, los científicos se han interesado en investigar la naturaleza de este procesamiento, intentando averiguar las causas y los mecanismos por los que se originan los recuerdos y las rutinas. Mucha literatura ha sido escrita y muchos estudios realizados, pero lo cierto es que aún son pocos conocidos los factores y elementos que juegan un papel esencial en este proceso.


Ahora hay pruebas convincentes de que el almacenamiento a largo plazo de los recuerdos se produce preferentemente durante el sueño. Sin embargo, los factores que median la selectividad de consolidación de la memoria de sueño-asociado, son poco conocidos. Un estudio realizado por investigadores de diversas universidades de Alemania -publicado en el Journal of neuroscience, la revista oficial de la Society of neuroscience- tuvo unos resultados interesantes acerca de la influencia del sueño y la expectativa en la memoria.


Hay que destacar que no solo hay un tipo de memoria, sino que los podemos clasificar de diferentes maneras, por ejemplo atendiendo a la duración del almacenamiento la memoria se puede ordenar en corto y largo plazo, también la podemos catalogar en diferentes clases debido a la naturaleza de la información; sensorial, motora, visual, semántica, episódica, etc.


El experimento se llevó a cabo con 91 personas voluntarias, se les mandó realizar dos tipos de tarea para comprobar la retención de la información. La primera tarea consistía en memorizar 40 pares de palabras (memoria declarativa) y en la segunda tarea tenían que asociar imágenes con objetos (memoria visoespacial) mientras realizaban una secuencia de toques con los dedos (memoria motora). Se dividió a las personas en dos grupos, uno al que se informó al acabar la tarea de que se les sometería a un examen pasadas 10 horas, y otro grupo a los que no. A su vez, estos grupos se dividieron en otros dos subgrupos, unos tenían permitido dormir antes de realizar el examen y otro no.

Los sujetos que pudieron dormir obtuvieron mejores resultados que los que no pudieron, pero sólo las personas que durmieron y sabían que se les iba a examinar obtuvieron unos resultados sustancialmente mejores que la media.

Los electroencefalogramas de los individuos a los que se les permitió dormir y que conocían que iban a ser evaluados, mostraron un incremento en la actividad cerebral durante la fase REM.


Así que como consejo, si queréis aprobar un examen, no solo basta con estudiar, también hay que recordar que tienes un examen, y dormir bien. Pegarse la paliza la noche antes, no vale.


Referencias:

  • The Journal of Neuroscience, 2 February 2011, 31(5): 1563-1569; doi: 10.1523/JNEUROSCI.3575-10.2011

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